Decidió ocultarse, por voluntad propia, hace poco más de dos años. Poco o nada supimos de él. Si acaso, que cambió el palo del estaquillador por el pincel, y que viró su creatividad de la arena al lienzo. Quiso desconectar y desengancharse, pero ha vuelto a sentir esa necesidad vital que es torear. Y ahora regresa con fuerza. Por dentro y por fuera. Arranca el 2023. Llegan las Fallas . Y  Castella  sale de la cueva.

Cada torero, como cada ser humano, es un mundo. Sin embargo, las carreras y las trayectorias de cada matador tienen lazos comunes. En el caso que nos ocupa, el momento de interrumpir la profesión, algo que en algún momento de su vida se han planteado prácticamente todas las figuras del toreo. «En mi caso sí llevaba muchos años sin tomar tiempo para mí, personalmente y también como torero, para poder asimilar ciertas cosas en mi profesión, en mi forma de torear, en rebuscarme como artista, con la estética…», comienza explicando  Sebastián  Castella . «Afortunadamente he sido un torero muy americano y después de las temporadas europeas toreaba en América y viceversa. Eso durante 15 años de mi carrera.Nunca tuve tiempo para asimilar y para pensar y decir: Quiero hacer esto, quiero rebuscarme, quiero probar…».